Al abrir los ojos frente al mundo podemos percibir miles de
sensaciones, miles de cosas, olores, sabores… así como también mil cosas más
que aún no conocemos.
El ser humano tiende a ir en busca del conocimiento, pero ¿Qué sentido tiene si no nos conocemos nosotros mismos?, ¿Qué sentido tiene conocer el exterior si no somos capaces de reconocer en nosotros mismos nuestras cualidades, defectos y virtudes?
El ser humano tiende a ir en busca del conocimiento, pero ¿Qué sentido tiene si no nos conocemos nosotros mismos?, ¿Qué sentido tiene conocer el exterior si no somos capaces de reconocer en nosotros mismos nuestras cualidades, defectos y virtudes?
Las personas tendemos a creer que tenemos pleno conocimiento
de nosotros mismos, sin embargo, en mucho de los casos no es así, no por que la
persona no quiera reconocerse a sí misma, sino que su yo interior, su esencia,
se ve afectada e influida por distintos factores externos como; creencias
religiosas, contextos sociales, etnias, estilos de vida, tribus, etc.
Estos factores funcionan como reglas o modelos los cuales las personas estamos forzados a seguir, ya que si no las seguimos o intentamos mostrarnos al mundo como realmente somos, sin tapujos, ni restricciones somos descalificados y nombrados con distintos rótulos alusivos a la desadaptación social.
Estos factores funcionan como reglas o modelos los cuales las personas estamos forzados a seguir, ya que si no las seguimos o intentamos mostrarnos al mundo como realmente somos, sin tapujos, ni restricciones somos descalificados y nombrados con distintos rótulos alusivos a la desadaptación social.
El vivir de este modo, sometido ser quien la sociedad
quiere, no es vivir realmente o quizás es vivir por inercia. Estamos condenados
a vivir de este modo o enfrentarnos a la muerte, no una muerte verdadera…sino
una muerte simbólica, en donde nos despojamos de toda crítica, de todo dogma
religiosos, de todo el qué dirá, de todo prejuicio. Es una muerte que te invita
a replantearte todo lo que hasta ese momento has vivido, una muerte que te
impulsa al conocimiento…pero no un conocimiento del mundo sino un conocimiento
propio, un conocimiento exhaustivo que permitirá el total conocimiento de todo
lo que conforma un yo. Esto posteriormente dará paso al conocimiento del
entorno, pero, desde un punto de vista individual y único.
Llegando a este punto se vivirá en total plenitud, siempre y cuando aceptes la
muerte simbólica como una nueva oportunidad de ser tú.
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